La Galería Gema Llamazares presenta Yo versus Yo [I against I], una doble exposición de Jorge García y Hugo Alonso. La muestra surge de la propuesta de las galeristas, a raíz de su visita al estudio que ambos artistas comparten en Mala Fama, Madrid.
Jorge y Hugo, que ya habían colaborado en trabajos previos, aceptan el reto con entusiasmo y plantean desarrollar un nuevo proyecto in situ para la galería, y aunque su trabajo no mantienen necesariamente una relación visible en términos conceptuales, ambos desarrollan su obra dentro de unos planteamientos formales y de una estética que podría denominarse reducida, donde la monocromía y cierto encriptamiento semántico son una característica común al trabajo que ambos vienen desarrollando en los últimos años.
El trabajo de Jorge García ha estado centrado casi siempre en la escultura y la instalación, también le ha llevado y le lleva a plantearse “el objeto” en todas sus dimensiones, desde el fetichismo más exagerado, a la carga más interpretativa, pasando también entre otros aspectos, por la dimensión más crítica e irónica.
Actualmente sus propuestas exploran formal y conceptualmente nuevas inquietudes, abordando una narrativa en múltiples niveles, más bien fractal, entre individuo, arte, estructuras sociales y coyuntura histórica, haciendo hincapié en el impacto que las estructuras de poder tienen en los procesos de relación con uno mismo y con el entorno.
Este cambio o estas nuevas inquietudes conceptuales le han empujado a trabajar con multitud de medios y técnicas, desde la escultura al video, pasando por instalaciones, fotografías y grabados, adecuando en cada momento la idea, el proceso y el medio.
Hugo Alonso ha trabajado durante los últimos años en un proyecto abierto y mutante en el que explora las relaciones entre la realidad cinematográfica y nuestra realidad cotidiana, así como las analogías posibles entre la historia de la pintura y el cine. La ficción fílmica le ayuda a conocerse a si mismo y el entorno en el que vive. El cine es su fuente de recursos visuales y conceptuales, le interesa la permisión que tiene, dada su naturaleza ficcional, para abordar temas inimaginables dentro de los códigos sociales que hacen que una realidad como la nuestra se mantenga regulada.
Motivos recurrentes en la historia de la pintura como el paisaje, la casa, la estancia o la figura suelen ocupar un papel principal en su trabajo, como si de un plano cinematográfico se trátese, que va de lo general a lo singular. Cada cuadro, aparentemente normal, encierra algún enigma, algún elemento inestable, una o varias fisuras visuales que sitúan una imagen cercana a lo convencional en un terreno extraño, supuestamente familiar pero realmente desconocido.