LA PUERTA BLANCA

Hugo Alonso
del 5 de noviembre al 11 de diciembre de 2021
En “La puerta blanca” Hugo Alonso nos invita a un recorrido más mental que físico, donde los cuadros parecen funcionar como fisuras hacia lugares imprecisos o espejos que conforman el laberinto interior del espectador que los contempla.
Galería Llamazares se complace en presentar “La puerta blanca”, la primera exposición individual del artista Hugo Alonso (Soria, 1981) en Gijón. La muestra incluye 17 pinturas de distintos formatos ofreciendo una visión conjunta de sus últimos trabajos. En las pinturas de Hugo Alonso parecen existir dos realidades opuestas en eterna negociación. Sus cuadros están recorridos por una dualidad constante y difícil de delimitar. La luz y la oscuridad, el fondo y la forma, el blanco y el negro, lo desconocido y lo familiar. En ellos estamos acostumbrados a encontrar temas recurrentes en la historia de la pintura como son el paisaje, la figura o la estancia, pero también a dudar de su propia naturaleza, su adn pictórico vinculado al pigmento y su soporte. Tanto es así que en ocasiones dudamos del propio medio utilizado, y aún sabiendo que se trata de una factura “artesanal” —basada de hecho en innumerables capas de acrílico sobre papel o lienzo— tendemos a asociarlo inconscientemente con la fotografía. Esto se debe en parte a la delicadeza con que son ejecutados sus cuadros y a la pulcritud que acompaña a todo el proceso que les precede. También porque nuestros amagos por detectar la mano o el “gesto del artista” se ven frustrados al enfrentarnos con una superficie pictórica continua, suave, aséptica, sin interrupciones. A pesar de haberse dado a conocer en el mundo del arte principalmente por su obra pictórica Hugo Alonso ha sabido desarrollar simultáneamente una prolífica y exhaustiva línea de trabajos en el campo del vídeo, el cine y la música —ésta última bajo el alias Lynda Blair. De estas disciplinas se nutre su pintura. Conceptos como plano, secuencia, ritmo o foco, vinculados al mundo del cine y el sonido, podrían utilizarse para acercarnos a un trabajo que parece difuminar los límites propios del medio y auscultar nuevas formas visuales y narrativas con la intención de expandir las posibilidades pictóricas. Su propuestas expositivas nos son mostradas como enigmas visuales concatenados de lectura variable, donde un tiempo y un espacio extrañamente familiares parecen haber sido detenidos y escogidos con una precisión milimétrica para rendir culto a la sugestión y hacer de la insinuación y la inestabilidad semántica su piedra angular. El título de la exposición “La puerta blanca” toma prestado su nombre de una de las obras que articulan la exposición. En ella vemos una casa con un tejado a dos aguas al borde del mar. Su cara visible nos muestra dos entradas. La de nuestra derecha, blanca, permanece entreabierta a escasos centímetros de una dilatada sombra que se aleja hacia el mar. La otra está abierta y nos enseña un interior indefinido. Dos puertas, el mar, una casa blanca, la sombra. ¿Estamos ante una localización cuyos personajes van a entrar a escena? ¿Ha habido alguna vez personajes? ¿Han mudado su ubicación original y habitan en los otros cuadros que dan forma a la exposición? Hugo Alonso reconoce que su estancia en Roma mientras cursaba el cuarto año en la Accademia di Belle Arti di Roma con 21 años quedó marcada por la obra de Caravaggio. Los paseos a clase rastreando sus obras por las iglesias y museos de la zona se convirtieron en una ceremonia sagrada íntima y cotidiana. Considera la música de Aphex Twin una interminable fuente de placer y no oculta el entusiasmo que siente hacia el cine de Hitchcock. El inconsciente cinematográfico y la proyección individual son dos de los temas que más le interesan. En sus propias palabras: “El cine es libertad en la medida en que puede plantear cuestiones de una manera más o menos frontal que de otra forma serían inaceptables en una sociedad que se asienta en unas normas necesariamente inamovibles. Por ello incluyo su lenguaje y sus recursos en mi pintura”. Esta fina membrana que separa el cine de la pintura también se muestra frágil cuando estamos ante trabajos como “Two Zips”, una reformulación libre o remix con apariencia fílmica de “Anochecer en Kuerners” (1970) del pintor norteamericano Andrew Wyeth. O ante “Painter”, una composición similar a un bodegón clásico que nos recuerda con cierta ironía al género vanitas y muestra el tocador —con los elementos típicos de maquillaje adolescente— del que Sofia Coppola se sirvió para adentrarnos en el extraño mundo de las protagonistas de su opera prima. Como es habitual en sus exposiciones, deliberadamente ambiguas e impredecibles —un ejemplo de ello fue su reciente exposición individual titulada “UNDONE” en la sala principal del Museo de Arte Contemporáneo DA2 de Salamanca—, en “La puerta blanca” Hugo Alonso nos invita a un recorrido más mental que físico, donde los cuadros parecen funcionar como fisuras hacia lugares imprecisos o espejos que conforman el laberinto interior del espectador que los contempla.

Exposición realizada con la colaboración del Ministerio de Cultura y Deporte y Gijón Impulsa

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