Hugo Alonso (Soria, 1981), expone por tercera vez en Llamazares Galería, tras su última individual titulada Puerta Blanca en el año 2021, regresa a Gijón para presentar “Limbo”, una muestra de 16 pinturas en diferentes formatos. En “Limbo”, Hugo Alonso nos sumerge en un estado fronterizo entre la vigilia y el sueño, donde el monocromatismo es la llave para explorar un universo cargado de contradicciones. Producida en diferentes localizaciones a lo largo de seis meses de viajes y experimentación —desde su estudio de Madrid hasta los paisajes áridos de Lanzarote, la serenidad del Ampurdán o el aislamiento del campo—, la obra parece surgir de una extraña noche febril, donde las ideas aparecen como destellos que atraviesan una conciencia alterada por el movimiento, la música y la ficción. La atmósfera monocromática no sólo delimita la escala de grises como lenguaje visual, sino como un estado emocional: un territorio ambiguo en el cual la luz es tan reveladora como la sombra. Las figuras, portadoras de un misterio y cierto peligro latente, emergen en paisajes desiertos o escenarios urbanos que evocan fragmentos de un relato que parece contarse a sí mismo en tiempo real. La obra, aunque pictórica en esencia, está cargada de resonancias: una narrativa que podría remitir al realismo brutal del escritor Donald Ray Pollock o al eco de una intriga casi cinematográfica escrita por Bret Easton Ellis, cuya construcción rítmica parece dialogar con la música que Alonso produce en paralelo bajo el alias “Lynda Blair”.
Estas influencias, presentes pero nunca explícitas, enriquecen las imágenes con una carga emocional densa y fragmentaria, abstracta y por momentos opresiva, como piezas de un recuerdo difuso. El resultado es un conjunto de obras pictóricas que trascienden lo visual. Invitan al espectador a transitar por un espacio psicológico cargado de ambigüedad y misterio. Entre paisajes en pausa y localizaciones liminales, Hugo Alonso nos sitúa en un umbral de inquietante armoní
Francesca Reni
