«Teoría de la geometría arborescente»
Creo que podría contarme entre los más antiguos y fervientes admiradores de la pintura de Javier Riera, una admiración por otra parte intrigada, porque desde que contemplé sus primeras obras y cómo se fueron desarrollando sentí extrañamente que en aquella pintura había dos almas. Lo llamé entonces, no sé si con mucha fortuna, dualismo. Lo que pensaba era que aquellas hermosas manchas gestuales que con trazo poderoso fluían en el espacio parecían estar sin embargo en libertad vigilada. Y que, tras el avasallador expresionismo romántico y las tensiones entre abstracción y naturaleza, existía el anhelo o la necesidad de una nueva manera de interpretar y describir el paisaje y, en cierto modo, de perimetrarlo. No digo que esperara que fuera a introducir la geometría y la fotografía en su obra, pero tampoco me sorprendió.
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luces, la que proyecto y la luz natural”.
Hay en este texto como un sentimiento de mímesis con la tierra, en cuanto al intento de profundizar en su ser y sus procesos como medio de hacer visible de algún modo, mediante la creación artística, la condición intangible e insondable de la naturaleza. Esa comunión con ella es el principio que hace posible que el artista pueda ofrecernos, con su talento y capacidad de utilización de los medios técnicos, una tan deslumbrante percepción ilusionista del paisaje, a partir de la imaginación, los sueños y la expresión plástica, como la que Javier Riera construye: una creación mágica en la que hermosas figuras geométricas, como emanaciones ectoplasmáticas de la tierra, parecen abrazar los árboles, las flores y las plantas, como en un proceso más de la naturaleza con el que el artista asturiano nos viene encantando desde aquella
impactante exposición titulada “Noche áurea” en el Reina Sofía del 2008. Ahora, en la galería Gema Llamazares, Gijón puede admirar algunas pinturas de pequeño formato, interesantísimas cianotipias, la compleja técnica en la que la fotografía se contamina de dibujo, pintura y grabado, y el maravilloso prodigio artístico de sus fotografías y vídeos.
Texto: Rubén Suárez



